Siempre he admirado a aquellos deportistas que, conscientes de que dejan de rendir a su máximo nivel, deciden por ellos mismos abandonar la élite del deporte para poder retirarse mientras aun están en la cima, en lo más alto, y así no enturbiar su carrera con unos últimos años desastrosos.
Siempre he detestado a aquellas personas que se agarran al poder aun cuando su mandato o su tiempo ha expirado, e intentan convencerse a sí mismos de que siguen siendo útiles, utilizando palabras y promesas que caen por su propio peso, y unos hechos que hacen que estas promesas y palabras se conviertan en puro humo.
Es ley de vida, nada es para siempre. Cualquier cosa que tengamos, por muy maravillosa u horrible que sea, acabará yéndose para dar paso a otras mejores o peores, sin que haya una razón aparente, sin que nadie tenga la culpa. Supongo que porque todos queremos mejorar, o cambiar, no sé. Pero es así.
Es una lástima...
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