Ana Belén.- El hombre al piano.
Esta es la historia de un sábado
de no importa que mes,
y de un hombre sentado al piano
de no importa que viejo café.Toma el vaso y le tiemblan las manos,
apestando entre humo y sudor,
y se agarra a su tabla de naufrago
volviendo a su eterna canción.Toca otra vez, viejo perdedor,
haces que me sienta bien,
es tan triste la noche que tu canción
sabe a derrota y a miel.Cada vez que el espejo en la pared
le devuelve más joven la piel,
se le encienden los ojos y su niñez
viene a tocar junto a él.Pero siempre hay borrachos con babas,
que le recuerdan quien fue,
el más joven maestro al piano
vencido por una mujer.Ella siempre temió echar raíces,
que pudieran sus alas cortar
y en la jaula metida, la vida se le iba
y quiso sus fuerzas probar.No lamenta que de malos pasos,
aunque nunca desea su mal,
pero a ratos, con furia,
golpea el piano y algunos que le han visto llorar.El micrófono huele a cerveza
y el calor se podría cortar,
solitarios oscuros, buscando pareja
apurándose un sábado más.Hay un hombre aferrado a un piano
la emoción empapada en alcohol,
y una voz que le dice:
"pareces cansado, y aun, no salido ni el sol".
Llevo desde pequeño escuchando esta canción, aunque hacía años que no la volvía a degustar.
Esta puede ser la historia de cualquiera que, a causa del paso de los años y de las circustancias, ha pasado de ser considerado una eminencia a un perdedor que inspira misterio, incluso pena...
Esta será mi historia. La historia de alguien con un don desaprovechado, pero con la capacidad suficiente como para conmover a quien le preste la suficiente atención. Incluso ahora, mientras escucho los compases de ese piano, mantengo el ritmo mientras voy tecleando...
Me equivoco. Esta es mi historia.
1 comentario:
?¿
¿Estamos de bajón o qué?
Aunque a veces sí que podemos llegar a pensar que estamos echando a perder algún talento oculto que nos caracteriza y el cula no lo hemos sabido aprovechar.....
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