Por las frías escaleras de piedra resonaban sus pasos, lentos y fatigados, mientras que su mano se deslizaba por la pared para apoyarse y así aparentar un aspecto mucho más saludable al caminar.
Poco quedaba de aquel príncipe joven y apuesto. Curtido en mil batallas, el rostro mostraba un semblante serio y apagado, y una incipiente barba desaliñada apenas dejaba mostrar las comisuras de su boca. Aun así, mientras seguía caminando, se mostraba decidido, mucho más decidido de lo que había estado en muchos años.
Su presencia no pasó desapercibida entre los aldeanos, que comenzaron a murmurar en cuanto lo perdían de vista. Pero él, impasible, seguía andando, dejando atrás sólo el sonido de su capa rozando el suelo, el sonido de unas pisadas cada vez más firmes, y la sombra de la duda de todo aquel que lo veía pasar, ya que no acertaban a comprender si aquello era una imagen real o un invento del demonio para burlarse de ellos.
Al fin, se detuvo en la cima de una colina a las afueras de la aldea, y oteando el horizonte pudo ver como una suave brisa levantaba la niebla espesa de los contínuos incendios, dejando tras de sí un panorama desolador de todo lo que había causado aquella guerra sin sentido. “Quizás no llegue a ver crecer la hierba de nuevo”, pensó con una sonrisa torva mientras lograba, después de un tiempo, discernir el antíguo camino donde no hacía demasiado tiempo clavaba sus ojos esperando su llegada.
De repente, el sonido de unos pies descalzos sobre la hierba que se acercaban le sacaron de su ensimismamiento y, llevándose la mano a la empuñadura de la espada, se dio la vuelta para recibir, como él pensaba, su justo merecido. Pero no fue así, ya que lo se encontró fue una criatura asustada que miraba el filo de la hoja con resignación. Aliviado, guardó la espada, y en el tono más amable que pudo, le preguntó:
- ¿Querías algo?
- ¿Por qué lo hiciste? –fue su respuesta.
Hacía tanto tiempo que no se hacía esa pregunta que retrocedió un par de pasos primero, y muchos años atrás después, para poder contestar con una voz al fin sincera:
- Porque la quería.
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Hace 10 años
2 comentarios:
Wow, es que me encanta!!!
Y sí, verás la hierba, verde y alta ^^
Un besazo!
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